La pérdida y el deterioro de la naturaleza y el cambio climático afectan al funcionamiento de nuestra economía. Sus efectos provocan cambios estructurales que repercuten en la actividad económica y, a su vez, en el sistema financiero. En general, se considera que los riesgos relacionados con el clima y la naturaleza comprenden dos factores principales de riesgo:
- Riesgo físico: hace referencia al impacto financiero derivado de un clima cambiante y de la pérdida y el deterioro de la biodiversidad y los ecosistemas.
- Riesgo de transición: pérdidas financieras que una entidad puede sufrir como consecuencia del ajuste a una economía más baja en carbono y sostenible desde el punto de vista medioambiental.
Estos riesgos influyen en indicadores macroeconómicos como la inflación, el crecimiento económico, la estabilidad financiera y la transmisión de la política monetaria, así como en el valor y en el perfil de riesgo de los activos del balance del Eurosistema. Por esta razón, desde los reguladores y supervisores bancarios se están dedicando importantes esfuerzos para tener en cuenta la influencia de los aspectos ambientales y climáticos para mantener la estabilidad financiera y de precios. Esto implica la incorporación de consideraciones relacionadas con la naturaleza y el cambio climático en análisis y procesos de toma de decisión; modelos, proyecciones y escenarios macroeconómicos; evaluaciones de la estabilidad financiera; marcos de gestión de riesgos y carteras de inversión.
EXPECTATIVAS DEL BCE SOBRE RIESGOS CLIMÁTICOS Y AMBIENTALES
Entre las medidas implementadas por el Banco Central Europeo para gestionar los riesgos ambientales y climáticos, está la de asegurarse de que las entidades de crédito también los gestionan y aplican un enfoque seguro y prudente en su identificación, evaluación y gestión, además de informar con transparencia sobre su exposición a ellos.
En este sentido, el Banco Central Europeo (BCE) publicó a finales de 2020 la Guía sobre riesgos relacionados con el clima y medioambientales. Expectativas supervisoras en materia de gestión y comunicación de riesgos, con el fin de garantizar que el sector bancario aborde eficaz y exhaustivamente estos riesgos.
A comienzos de 2021, se solicitó a las entidades financieras que realizaran una autoevaluación de sus prácticas actuales en relación con las expectativas recogidas en la guía y que informaran al BCE sobre sus planes de aplicación para avanzar en la gestión de riesgos ambientales y climáticos. Los resultados de la autoevaluación se publicaron en el informe Walking the talk (de noviembre de 2022), junto con los plazos en los que las entidades de crédito deberán cumplir las expectativas formuladas en la guía sobre riesgos climáticos y ambientales del BCE:
- Como máximo a finales de 2023, el BCE espera que las entidades de crédito incluyan los riesgos climáticos y medioambientales en su gobernanza, su estrategia y su gestión de riesgos; y,
- para el final de 2024, los bancos deberán cumplir todas las demás expectativas supervisoras sobre riesgos climáticos y medioambientales formuladas en 2020, lo que incluye una sólida integración de los riesgos ambientales y climáticos en su marco de pruebas de resistencia y en los procesos de evaluación de la adecuación de capital interno (ICAAP, por sus siglas en inglés).
PRUEBAS DE RESISTENCIA
Esta revisión se llevó a cabo paralelamente con la primera prueba de resistencia supervisora sobre los riesgos relacionados con el clima, en la que se evaluaron los marcos de pruebas de resistencia de los bancos, incluso desde una perspectiva cualitativa (Expectativa 11) de las instituciones bancarias. La revisión fue llevada a cabo por el BCE y 21 autoridades nacionales competentes y abarcó 107 entidades significativas y 79 entidades menos significativas.
Los resultados se publicaron en julio de 2022 y pusieron de manifiesto que, a pesar de que los bancos habían realizado progresos significativos, aún no cumplen las expectativas del BCE sobre la incorporación del riesgo climático en sus respectivos marcos de pruebas de resistencia y modelos internos. La prueba identificó múltiples deficiencias, lagunas de datos e incoherencias en las distintas entidades. Entre ellas, que el 60 % de los bancos de la muestra no dispone aún de un marco de pruebas de resistencia al riesgo climático bien integrado o que la independencia entre el desarrollo y la función de auditoría interna aún no participa activamente en la revisión de los marcos en el 40 % de los bancos.
BUENAS PRÁCTICAS: EL CAMBIO ES POSIBLE
Con el fin de demostrar que es posible avanzar con rapidez y de facilitar la mejora de las prácticas entre los actores del sector financiero, el BCE publicó en noviembre de 2022 un compendio de buenas prácticas observadas en algunos bancos.
Algunos de los ejemplos de buenas prácticas muestran cómo hay bancos que ya están utilizando herramientas de planificación de la transición, lo que implica el uso de vías científicas para evaluar la alineación de sus carteras con el Acuerdo de París.
Otras entidades financieras definen las necesidades de datos para sus divulgaciones, gestión de riesgos, objetivos empresariales y compromisos. Recogen datos de diversas fuentes internas y externas y tienden a favorecer los datos reales de los clientes, que recogen de una amplia base de clientes a través de cuestionarios. Cuando adquieren datos de proveedores externos, los bancos evalúan las metodologías utilizadas y la calidad de los datos suministrados
Por último, al evaluar las necesidades de capital, algunos bancos tienen en cuenta factores climáticos y medioambientales prospectivos en un horizonte temporal más amplio. Estas evaluaciones abarcan tanto los riesgos físicos como los de transición. Los bancos más avanzados incluso han reservado capital específicamente para gestionar riesgos importantes relacionados con el clima sobre la base de los resultados de sus evaluaciones de la adecuación del capital.
MARGEN DE MEJORA PARA LA TRANSPARENCIA Y EL CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS DE SUPERVISIÓN
El BCE publicó en abril de este año su tercera evaluación sobre el progreso realizado por los bancos europeos en la divulgación de los riesgos ambientales y climáticos (el segundo análisis data de 2022 y el primero se publicó en 2020). Aunque en el último año los bancos han aumentado la información que publican, la calidad de sus divulgaciones sigue siendo demasiado baja para cumplir las próximas normas de supervisión. En general, los mayores bancos europeos publican mejor información que sus homólogos de fuera de la UE, pero no cumplen plenamente las expectativas del BCE.
Los bancos europeos deben prepararse para cumplir las normas más estrictas de la UE sobre divulgación de riesgos climáticos y medioambientales que entran en vigor este año. La implementación de las Normas Técnicas de Ejecución (NTE) sobre información del Pilar 3, un conjunto de normas de información sobre riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza (ASG) emitidas por la Autoridad Bancaria Europea (ABE), se aplicarán a la mayoría de los bancos importantes de la zona del euro. Los bancos que reúnan los requisitos tienen que presentar su primera información con arreglo a las nuevas normas antes de finales de junio de 2023.
Las NTE establecen los requisitos para la divulgación de información ASG por parte de las entidades financieras, con el objetivo de proporcionar a los inversores y otros grupos de interés una imagen más completa y fiable del desempeño ASG de las instituciones financieras. Se centran en el establecimiento de unos requisitos mínimos para la divulgación externa de información ASG, son emitidas por reguladores nacionales o entidades normativas para la divulgación de información ASG, pero su cumplimiento puede variar según la jurisdicción y la entidad financiera específica. El incumplimiento de las NTE puede tener implicaciones en términos de transparencia y confianza de los inversores, pero no necesariamente conlleva consecuencias regulatorias directas.
En cuanto a los resultados de la tercera evaluación, en comparación con el segundo análisis, las entidades de crédito han aumentado notablemente la cantidad de información básica que publican por categorías. Por ejemplo:
- El porcentaje de bancos significativos que revelan exposiciones importantes a riesgos climáticos y medioambientales aumentó del 36% al 86%.
- Casi todos los bancos declaran ahora cómo sus respectivos consejos de administración supervisan los riesgos climáticos y medioambientales.
- Más del 9 % proporcionan descripciones básicas sobre cómo identifican, evalúan y gestionan estos riesgos.
- Sin embargo, la calidad de la información divulgada es a menudo insuficiente. De los bancos importantes que participaron en el ejercicio, solo el 6% divulga información al menos adecuada en líneas generales en las cinco categorías de la evaluación.
- Si bien el 50 % de los bancos facilitan ahora información sobre la cantidad de emisiones que financian, en la gran mayoría de los casos esta información es incompleta, poco específica o no está debidamente justificada. Como resultado, los bancos parecen no estar preparados para las inminentes normas de la ABE sobre divulgación de información del Pilar 3.
El BCE también ha comparado por primera vez la información sobre riesgos climáticos y medioambientales de los mayores bancos con sede en la UE (bancos de importancia sistémica mundial o G-SIB, por sus siglas en inglés) con la de sus homólogos de fuera de la UE. La evaluación muestra que, aunque los G-SIB con sede en la UE aún no se ajustan plenamente a las expectativas de los supervisores, en general superan a sus homólogos mundiales en todas las categorías de evaluación.
PRÓXIMOS PASOS
Los supervisores han informado a las entidades de crédito de sus conclusiones, solicitándoles que subsanen las deficiencias y presenten planes sobre cómo se prepararán para cumplir las inminentes normas de información de la ABE. El informe de evaluación del BCE incluye múltiples ejemplos de buenas prácticas que las entidades de crédito pueden tener en cuenta en sus esfuerzos por adaptar la información a las expectativas de los supervisores. A lo largo del segundo semestre de 2023, el BCE examinará si las entidades de crédito admitidas cumplen las nuevas normas. El incumplimiento constituirá una infracción del Reglamento sobre Requerimientos de Capital (RRC) y dará lugar a medidas supervisoras.